Imágenes de finales de verano en Nueva York.

Fort Tryon Park, en el alto Manhattan, es otro de esos espacios llenos de árboles y vistas espectaculares del río Hudson.

 

 

Algunas piezas de Los Claustros, dedicado al arte medieval, en su mayoría, arte religioso. Esculturas en diversos materiales, biblias manuscritas y bellamente ilustradas, retablos trípticos, dípticos y vitrales son algunas de las obras que se exhiben en esta sede del Museo de Arte Metropolitano.

 

 

Vistas desde el recorrido del río Hudson donde puede verse el edificio del Empire State desde distintos puntos.  En el bajo Manhattan predomina su nuevo ícono, el One World Trade Center y,  del otro lado,  la Dama de la Libertad se convierte en la reina del paisaje.

 

 

Un poco más del magnífico Museo de Historia Natural.

 

 

La vista del skyline de Manhattan desde el aeropuerto de Newark, situado en Nueva Jersey y los últimos destellos del sol antes de caer la noche, vistas desde el avión, a poco tiempo de mi arribo a Panamá.

 

Béisbol e interminables caminatas en Nueva York.

El sábado era día libre y había quedado con mi primo de vernos, así que pedí a los demás un ticket del tour bus para ir con él, lo cual resultó productivo, pues me di cuenta que, en lugar de tres, nos dieron cuatro días!  Nos fuimos a Uptown y al llegar Malcolm Shabazz Harlem Market – 116th St. & Malcolm X Blvd, nos bajamos y caminamos 6 cuadras para entrar al Central Park North y ver el lago Harleem Meer y sus bellos jardines, done una pareja celebraba, en esos momentos, su boda.  De allí regresamos para ir a El Barrio, East Harlem, en busca de una tienda de discos para conseguir uno que me había encargado un amigo.  Cuando pasamos por una de las avenidas, no recuerdo cuál, había un desfile, de sello muy latino.  Luego de una larga caminata para cumplir con esa tarea, ya era hora de irnos para el estadio de los Yankees, pues teníamos boletos para el partido, así que nos encaminamos a la estación de la 125 y Lexington.  Después de un rato de estar allí, anunciaron que el tren esperábamos y que nos llevaría directo al Yankee Stadium, no llegaría y debíamos transferirnos de estación con un boleto.  Para entonces, ya habíamos caminado cerca de 5 kms.  Por suerte andábamos con mi primo y él sabía qué hacer, con el transfer ticket tomamos un bus que nos llevó a la estación  W 125th  en Douglas Blvd. y allí tomamos el D y llegamos a tiempo para ir a la taquilla a retirar los boletos que ya estaban pagados.

No puedo describir la emoción que sentí al ver a Willie Randolph siendo honrado como se merece, con el retiro de su uniforme.  También le hicieron la misma distinción a Mel Stottlemyre, acto que fue sorpresivo, pues no estaba en el programa.  El juego de los veteranos (Old Timer’s game) fue muy divertido y hoy puedo decir que ví, personalmente, lanzar a «Louisianna Lightning» Ron Guidry y jugar a Ricky Henderson, Lou Pinniela, Willie Randolph, Jim Leiritz, Wade Bogss, Johnny Damon, Paul O’Neill, Reggie Jackson, Bucky Dent y tantas otras estrellas de mi equipo favorito, juntas, en el nuevo estadio.  Aparte, el partido regular con los Tigres de Detroit lo ganaron contundentemente.  Si no hubiera estado cayendo ese bajareque frío, habría sido mucho mejor, pero igual lo disfrutamos.

El domingo el resto del grupo regresaba a casa, mientras que dos de nosotras permaneceríamos en la ciudad hasta el martes.   Despedimos a los viajeros y nos fuimos de paseo, tomando el Downtown bus para ir al Memorial 9/11 y a Battery Park.  Nos perdimos de regreso al bus, pero encontramos el camino.  El siguiente bus que tomamos, con intención de bajarnos en la 14, aparte de andar super lento y con un guía medio antipático, no hizo esa parada, explicando que los domingos no hacían ciertas paradas porque las áreas estaban solitarias y preferían preservar la seguridad de los turistas.  Me pareció justo, así que seguimos y bajamos en el Waldorf Astoria para dirigirnos al hotel.  Estábamos cansadas, asoleadas y sudando a mares y habíamos caminado 3.6 millas (5.79 kms.).  Luego bajamos a cenar a Havana Central, que era lo mas cercano y la comida estuvo deliciosa, aunque las porciones son tan generosas que es difícil comerse todo.  Nos acostamos temprano, por el cansancio y porque al día siguiente nos volveríamos a ver con mi primo y sabíamos que la caminata sería larga.

El lunes, último día de estadía en la ciudad que nunca duerme, fue caminar en grande!!  En total caminamos 7.25 millas (12.25 kms.) Desayunamos antes de encontramos con mi primo en la 42 y la 8a y de allí nos fuimos caminando hasta la 11a Ave. para bajar hacia la calle 34 y entrar desde allí al High Line Park, el cual caminamos completo para bajarnos en Gansevoort St. en el Meatpacking district.  De allí caminamos 6 cuadras, de vuelta a Chelsea Market donde tomamos un refresco y nos sentamos a descansar un rato.  Desde allí, nos dirigimos, por la 16 hasta la 7a. ave. y la subimos, pasando por las oficinas de Google, el Fashion Institute of Technology (FIT), el monumento a la moda que es un botón y una aguja gigantesca hasta llegar a Macy’s en la 34.  Allí estuvimos un rato, mientras no encontraban el paquete que mi amiga no había podido retirar el día que lo compró porque se les había caído el sistema de caja (sí, allá también sucede, jajaja)  y, al salir nos dirigimos a Bryant Park , donde almorzamos unos deliciosos emparedados de un kiosco al lado de la fuente, con jugo de naranja, a la sombra, mientras observábamos el ambiente veraniego y mi primo nos contaba qué se hacía allí en las distintas estaciones del año.

Se suponía que nos iríamos al hotel desde allí y él se iría a su trabajo, pero nos preguntó si habíamos ido a Grand Central Station y ante nuestra negativa dijo ¡vamos!  Caminamos por la 42, cruzando la 5ta y Madison Ave. y allí entramos a la estación.  Es impresionante, por el tamaño, la arquitectura y el lujo de la misma.  Hermoso edificio que se conserva bellamente y en uso.  Saliendo de la estación, nos explicaba sobre el lugar donde trabajaba y, obvio, terminó llevándonos hasta Long Island City, Queens, un desarrollo de lujo en un área que, antiguamente, era industrial y estaba abandonada.  El alquiler de un estudio es de $3,000 mensuales, que parece ser el promedio por toda la ciudad, según nos informaban los guías en nuestros distintos tours.   Aquí sí que el día con mi primo llegó a su fin, pues él tenía que entrar a trabajar.  Mi amiga y yo perdimos el rumbo por andar conversando, pero como no era difícil orientarse, llegamos a la estación y  volvimos a Manhattan sin mayores contratiempos a prepararnos para nuestro viaje al día siguiente, despidiéndonos de esta manera de la capital del mundo…pero no por mucho tiempo!

De Puerto Rico a Nueva York.

Luego de que, en las dos últimas entradas  les hablara de mi reciente viaje Puerto Rico, retomo mi relato cronológico.

Viajamos de Puerto Rico a Nueva York el martes y, mientras esperábamos en el aeropuerto a una amiga que se nos uniría, un joven se nos acercó ofreciendo transporte.  Tenía un Ford Escalade de 6 pax, muy cómodo y sólo nos cobró $100 por los 5.  Llegamos al hotel y nos habían cancelado la reserva porque me habían renovado la tarjeta y no lo habíamos notificado y como no estábamos disponibles por teléfono, no nos localizaban.  Por suerte, tenían las habitaciones disponibles, al mismo precio y nos resolvieron.  Nos gustó mucho el hotel, bien ubicado, amplio, limpio, buen desayuno y personal atento, todo por un precio considerado barato para los estándares newyorkinos.  ¡Tremendo hallazgo!

Algunos detalles históricos del edificio del hotel que me parecieron interesantes.

Salimos a dar una vuelta y comer algo, pues teníamos hambre.  Recorrimos Times Square y caminamos por la Sexta Avenida hasta Herald Square.  La tarde estaba hermosa y el sol brillaba con  esa luz dorada que embellece cualquier atardecer.  Luego de un rato, volvimos al hotel a organizar nuestras pertenencias y descansar.

Hermoso atardecer en Manhattan.

Al día siguiente nos fuimos a Woodbury, un centro de outlets con más de doscientas tiendas, situado en el Valle del Hudson.  El paisaje es hermoso y las compras excelentes, así que la pasamos muy bien.

El tercer día iniciamos el cititour, la temperatura estaba baja y llovió un poco, pero hicimos Uptown, Bronx y Yankees Stadium.  Estuvo genial el tour del estadio y  todos lo disfrutamos. En la noche, nos fuimos al tour nocturno.  Hacía frío pero estuvo muy bueno, porque la oscuridad permitía que las luces de la ciudad resaltaran. Nos tocó un guía aburrido y un conductor que parecía apurado, pero igual la pasamos bien y las vistas eran magníficas.

Yankee Stadium, el museo y el parque de monumentos.

Ese viernes teníamos dos tours de compras y en la noche nos encontraríamos con las compañeras que residen en la ciudad para cenar y ponernos al día.  Después de ambos tours, tomamos un taxi al hotel para prepararnos para la cena.   Muchos llevábamos años sin vernos y la pasamos super bien.  El sitio era algo caro y la comida no era la gran cosa, pero la experiencia de ver la ciudad y sus alrededores, al anochecer, mientras el piso iba girando, fue interesante.  Salimos de allí a eso de las 10 y nos fuimos al Copacabana a bailar.  Todo quedaba muy cerca de nuestro hotel, así que al salir, caminamos un par de cuadras y a descansar.  Al día siguiente era libre y cada cual haría lo que prefiriera, pero de eso les hablaré después.

Tour de compras, restaurante giratorio y Copacabana.

¡Hasta la próxima!

¡Estoy de vacaciones!

Interrumpo esta cronología de relatos porque, en estos momentos, me encuentro disfrutando de las vacaciones que tenía proyectadas para la primavera y que, por diversos motivos, no pude tomar.  Como compensación, decidí aprovechar la hospitalidad de mi primo –y el ahorro que no estar en un hotel produce– y prolongar estas vacaciones a 4 semanas en lugar de dos, que es lo máximo que he estado fuera de casa.

Aunque el clima no ha estado óptimo, siempre se puede aprovechar un día de lluvia para ir a museos…o de compras!   En este viaje visité, por primera vez, la sede principal del Museo Metropolitano de Arte, aunque anteriormente visité The Cloisters (Los Claustros), sede dedicada al arte religioso. También pasé un fin de semana en Filadelfia, visitando a una querida amiga.  Planeaba visitar Washington, pero con el clima tan caprichoso, decidí dejarlo para el verano.

Mi primo vive en el centro de Harlem, muy cerca del corazón del vecindario, la calle 125.  En esta calle, especialmente entre las avenidas Lennox y Broadway, está el centro del comercio y entretenimiento del área, con tiendas  tanto de grandes cadenas como de emprendedores locales, restaurantes que ofrecen comidas de varias partes del mundo, algunos de afamados chefs, y el legendario e histórico Apollo Theatre.  El Teatro Apollo es, casi, una fábrica de estrellas, pues a través de sus noches de aficionados, cada miércoles, han sido descubiertos y lanzados a la fama una pléyade de artistas.  Fui hace una semana y es un espectáculo super divertido, con una audiencia formada tanto por locales como por visitantes de todas partes del mundo, lo recomiendo.

Harlem, como muchos otros vecindarios de Nueva York, está en un proceso de transformación, otro, pues la primera fue por los años ’20 del siglo pasado, conocido como el Harlem Renaissance que lo convirtió en el centro del mundo cultural y social afroamericano. En los ’50 llegaron los puertorriqueños al lado este, en lo que se dio en llamar El Barrio, nombre que aún conserva, aunque ya muchos puertorriqueños se han ido, pero han llegado latinos de otros países.  Hoy los afroamericanos y latinos comparten este pintoresco, y muy bien urbanizado barrio, con blancos, judíos, musulmanes,  africanos de distintos países, y toda una variedad de etnias, religiones y nacionalidades que hacen aún más rica su oferta cultural.

Otra cosa que llama la atención en Harlem es su hermosa aquitectura, aún los edificios que no han sido remozados conservan su belleza.  Las calles son amplias y algunas tienen muchos árboles y edificaciones con balcones, algo poco común en la arquitectura tradicional neoyorquina.  También hay una inusual cantidad de iglesias, de diversas denominaciones, destacándose la Abyssinian Baptist Church con casi un siglo de existencia y designada patrimonio histórico de la ciudad.

Movilizarme desde Harlem hacia el centro de Manhattan es fácil y rápido, pues las líneas 2 (proveniente del Bronx) y la 3 (que parte de la calle 147 en el propio Harlem) recorren desde la estación de la 135 en Lennox (que es la que me queda más cerca) en viaje expreso hasta Brooklyn.   Estos trenes sólo se detienen en estaciones específicas como las de las calles 125, 116, 110 (desde donde se desplaza de Lenox hacia la Séptima por debajo de Central Park), 96, 72, 42, 34, 14 y algunas más del bajo Manhattan, hasta Brooklyn en cuestión de, aproximadamente, 40 minutos de recorrido total.  Normalmente, estoy a 20 minutos o menos de los destinos a los que me dirijo, incluyendo el Yankee Stadium y la terminal de autobuses interurbanos (Port Authority Terminal) para mis traslados fuera de la ciudad.

Como saben, acostumbro quedarme en hoteles al viajar, por lo que esta es una experiencia diferente y nueva para mí, por ejemplo, anteayer fui al supermercado y ayer lavé ropa, jajaja. Pero la verdad es que la estoy pasando super bien, disfrutando esta ciudad que tanto me gusta en un vecindario tradicional, desde la perspectiva de un residente, sin apuros para ir a uno u otro lugar, tal como me gusta.  Después les sigo contando, estén pendientes.

 

Información interesante sobre Nueva York.

Photo by NASA on Unsplash

Nueva York, ciudad con más de 8.55 millones de habitantes más 62.8 millones de visitantes en el año 2017, es considerada la capital del mundo.  El centro de la política y las finanzas internacionales es Manhattan, una isla rocosa entre los ríos Este, Hudson y Harlem.  La ciudad de Nueva York está conformada por cinco «borouhgs» (no hay una traducción específica, pero me han explicado que, políticamente, se asemeja a uno de nuestros corregimientos) Manhattan, Brooklyn, Queens, Staten Island y el Bronx que es el único que está en tierra firme.  b4177db9-e00e-4f39-9cd5-c0b3a478afa2-12901-00000e7aa95a6773Todos los «boroughs» se conectan a Manhattan por medio de puentes y túneles que cruzan los ríos y parte de la bahía, excepto por Staten Island, es servida por un ferry gratuito.

La mayoría de la población, así como los visitantes, se transporta en las distintas rutas del tren subterráneo, el medio de transporte más rápido y efectivo de la ciudad, seguido de cerca por…caminar!eddi-aguirre-569986-unsplashPhoto by Eddi Aguirre on Unsplash

Los neoyorquinos caminan largas distancias y, como ya he mencionado, a gran velocidad, siempre apurados por llegar a donde se dirigen.  Se puede ver a hombre de saco y corbata, adultos mayores, damas con atuendo ejecutivo en zapatillas o zapatos bajos, caminando varias cuadras para llegar a sus destinos.  Esto es lo normal, pues tomar un taxi o transporte privado es caro y, además, demorado por el intenso tránsito vehicular de la ciudad.

Otro medio de transporte muy popular en la ciudad son las bicicletas, medio preferido para todos los servicios de mensajería y reparto a domicilio.  Hay ciclovías en la principales calles y avenidas y la mayoría de los puentes, que también cuentan con vías peatonales.  BicicletasDesde hace algunos años, la municipalidad desarrolla un agresivo programa de reducción de la contaminación ambiental y, uno de sus componentes es la promoción del uso de las bicicletas, instituyendo centros de alquiler de las mismas en muchos puntos de la ciudad, para uso de locales y visitantes por igual.

Una de las iniciativas que se ha puesto en ejecución es la recuperación de espacios para los peatones.  Para esto han cerrado parte de las principales avenidas, en el área de Midtown, al tránsito vehicular, creando plazoletas con sillas y mesas para el descanso de los transeúntes.fullsizeoutput_486b  Estas plazoletas, situadas a lo largo de Broadway (Times, Herald y Greely Square) son utilizadas, también, para «block parties» (fiestas de cuadra o callejeras), sesiones multitudinarias de yoga, clases de baile, mercados de productores agrícolas, ferias, mítines y otros eventos festivos, cívicos y culturales.

ParquesTambién existe un plan que está siendo llevado a cabo y que es a largo plazo,  la creación de parques en la línea costera de toda la ciudad, asegurando que este espacio sea de uso público para el esparcimiento de sus habitantes.

Nueva York en verano

A pesar de haber visitado Nueva York en varias oportunidades, durante el verano, aún tengo una larga lista de sitios y actividades pendientes por hacer.  Esta ciudad maravillosa tiene una cantidad increíble de atracciones, museos, sitios históricos, galerías de arte, restaurantes, parques, tours, actividades comunitarias y eventos culturales durante todo el año.  Todo eso sin dejar de lado que con sólo caminar por allí y observar a su alrededor presenciarán todo un espectáculo de vida citadina.

Nueva York es una ciudad costosa, de eso no hay duda, pero aún así se pueden lograr precios razonables tanto en alojamiento como en comidas, compras y atracciones, si hacemos nuestra tarea de investigación.  No hay nada que no podamos encontrar en el Internet sobre esta ciudad, desde vuelos hasta rutas de autobuses y subways, pasando por tiendas, tarjetas de descuento para atracciones y museos, eventos, mapas, el pronóstico del tiempo, todo, absolutamente todo se puede consultar antes y durante nuestra estadía, incluyendo una larga lista de actividades gratuitas para el disfrute de toda la familia.

Si su lista incluye museos, de los cuales Nueva York tiene de los mejores del mundo, verifiquen los precios de las entradas en los sitios web de los mismos.  Si aparece que es donación sugerida, tengan en cuenta que no tienen que pagar el precio completo, sino lo que puedan y consideren conveniente dentro de su presupuesto.fullsizeoutput_4be  Adicionalmente, casi todos los museos ofrecen un día o tarde de entrada libre, generalmente los viernes.  Durante el verano, existen eventos especiales en los cuales, un grupo de museos pueden ser visitados sin costos en fechas y horas específicas.

La temporada cultural del verano es al aire libre y los parques y plazas se convierten en escenarios de los más variados eventos, como conciertos de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, proyección de clásicos del cine, clases de bailes de salón, salsa y otras modalidades y puestas en escena de obras teatrales, como el famosísimo Shakespeare in the Park.IMG_8029 Son eventos de gran calidad artística y muy apreciados por la comunidad que no pierde la oportunidad de disfrutar de las bellas artes y los bellos parques citadinos al mejor precio…gratis!

Nueva York es un conjunto de islas y su actividad marítima y fluvial es intensa e interesante.  Podemos disfrutar de un hermoso y, por ahora, gratuito paseo en el ferry que sirve de transporte a Staten Island. fullsizeoutput_144 Las vistas del bajo Manhattan y la Estatua de la libertad son de las mejores que se pueden lograr, aparte de tener la oportunidad de explorar parques, museos, tiendas y restaurantes en este sector, poco frecuentado por turistas.

Como ya les comenté, Nueva York posee cientos de parques y plazas donde disfrutar de un almuerzo al aire libre, su libro favorito o, simplemente mirar a la gente pasar.  Si va al Parque Central o a Prospect Park (Brooklyn), hay además variadas atracciones y edificaciones, lagos, monumentos, parques de diversiones, pistas de patinaje, zoológicos y un largo etcétera de cosas que ver y hacer. IMG_8577 Esta ciudad también exhibe un número plural de puentes con pasos peatonales, desde los cuales se pueden disfrutar de magníficas vistas de la ciudad, desde distintos ángulos y ubicaciones.

La feria dominical de la Avenida de las Américas (Sexta para los neoyorquinos), desde la calle 42 hasta la 56, es una buena manera de pasar un domingo, saboreando comidas de diversas partes del mundo y comprando regalitos en los distintos puestos, mientras disfruta de música de distintos países.IMG_6207  Y si está por el área de Harlem domingo, baje hasta la calle 110, entre al Central Park por su lado norte y diríjase al sector del lago Harlem Meer, lo más seguro es que se encuentre con algún concierto de géneros caribeños como salsa y merengue.  Aún no he ido a uno, pero me han sido muy recomendados por amigos que residen en la ciudad.

Adicionalmente, existe la oportunidad de que haya alguno de los muchos desfiles, fiestas callejeras y ferias de barrio que se realizan en la ciudad durante la temporada, en especial los fines de semana.  Me he topado con todas estas variantes, sin planearlo y es realmente divertido.

Para información más precisa de eventos y actividades durante su estancia, consulten el sitio web www.timeout.out/newyork para planificar con tiempo, especialmente recomendable en el caso de los conciertos de la Filarmónica y Shakespeare in the Park.

Datos prácticos sobre Nueva York.

Photo by Asael Peña on Unsplash

TRANSPORTE:

El transporte público es, relativamente, eficiente y muy seguro.  Ocasionalmente hay retrasos como en todos lados, pero en vacaciones, no hay prisa, cierto?

wells-baum-421064-unsplash.jpgPhoto by Wells Baum on Unsplash

Para utilizar el sistema, que combina subterráneo  y autobuses, deben comprar una tarjeta (MetroCard) que cuesta US$2, el costo por viaje es de US$2.75.  Si van a estar en la ciudad más de 5 días y estiman que harán más de doce viajes, es recomendable elegir la opción ilimitada de 7 días por US$31 y podrán hacer todos los viajes que quieran. Si no van a usar tanto el transporte público, carguen por valor en lugar de tiempo.  Para orientación e información actualizada de rutas, pueden utilizar el app TripPlanner del MTA o Citymapper, en su teléfono celular o tableta.

COMUNICACIONES:

La conectividad de sus dispositivos electrónicos es posible sin adquirir una tarjeta de telefonía, pues hay WiFi gratuito en casi todas las estaciones de metro y en los autobuses.enrique-alarcon-712753-unsplashPhoto by Enrique Alarcon on Unsplash

También brindan conexión gratuita muchas de las grandes tiendas, como Macy’s y en cafeterías como Starbucks y Panera.  Además, hay hotspots en diversos parques y áreas públicas, pero si prefieren comprar el servicio, asegúrense de tener un teléfono desbloqueado que permita utilizar tarjeta de cualquier proveedor.

MOVILIZACION:

Otra cosa a tomar muy en cuenta, al visitar esta ciudad, es el calzado.  A menos que circulen por la misma en automóvil, tendrán que caminar, y mucho, por lo que un calzado cómodo es vital o se les puede arruinar el paseo.

chris-dickens-426377-unsplashPhoto by Chris Dickens on Unsplash

Los neoyorquinos caminan muy rápido y con cierto orden.  Para evitar tropiezos en su desplazamiento, manténganse caminando por la derecha, tratando de dejar un espacio prudente entre ustedes y los edificios, pues todas las puertas abren hacia afuera y pueden ser golpeados, accidentalmente, si están muy cerca.  No se detengan abruptamente mientras caminan.  Si quieren hacerlo, para orientarse o tomar fotografías, desplácense hacia su extrema derecha mientras bajan la velocidad y traten de mantenerse fuera del camino de los demás, ellos agradecerán la consideración.

CLIMA:

La temperatura puede fluctuar hasta 10 grados en un mismo día, por lo que siempre es bueno llevar algo con que abrígarse, dependiendo de la época del año.

william-bout-664893-unsplash.jpgPhoto by William Bout on Unsplash

Tanto en las noticias locales como en línea, pueden consultar el estado del tiempo para el día y prepararse para lo que venga.  Los pronósticos son muy acertados, pero deben mantener la vigilancia a diario para que no se lleven sorpresas por cambios inesperados.  Si se fijan bien, los neoyorquinos (los reconocerán por estar vestidos de tonos oscuros hasta en verano) siempre llevan una mochila de tamaño moderado, donde llevan abrigo, paraguas y un envase térmico con agua, además de un cambio de ropa y zapatos, ya sea para ir al gimnasio o de fiesta más tarde.  Imitarlos no es mala idea, ellos saben lo que hacen, conocen los caprichos del clima y lo largo de los desplazamientos para ir y volver al teatro o a cenar al final del día, así que andan preparados.

COMIDAS:

A la hora de comer, esta ciudad es un paraíso, pueden encontrar lo que quieran de cualquier cocina del mundo.  Sin embargo, no dejen de probar tres cosas que representan la esencia de la gastronomía neoyorquina:  la pizza local (New York slice), el bagel con queso crema y salmón y los afamados sandwiches de pastrami de alguno de los, cada vez más escasos,  «deli» tradicionales.

christine-siracusa-238375-unsplash.jpgPhoto by Christine Siracusa on Unsplash

La mejor opción, por supuesto, es consultar con el personal del hotel o el guía del tour, ellos saben donde comer bien y a precios razonables.  Indíquenle por qué áreas piensan pasar el día y les darán los mejores consejos.

DINERO:

En todos los Estados Unidos, la propina es de rigor en los sitios de servicios, como restaurantes y hoteles.  En Nueva York, el mínimo de propina en un restaurante es de 18% y una forma rápida de calcularlo es tomar el impuesto sobre el servicio recibido (Sales tax) que aparece en la factura, y duplicarlo, para tener un monto aceptable.  En muchos casos, aparecen porcentajes y montos sugeridos en la cuenta y se puede seleccionar el que deseen dar.

sharon-mccutcheon-556371-unsplash.jpgPhoto by Sharon McCutcheon on Unsplash

En el caso de los hoteles, a las recamareras se les debe dejar la propina diariamente, pues las rotan y si dejamos la propina al final de nuestra estadía, solo una de las que asearon nuestra habitación la obtendrá.  En promedio, US$2 diarios es una suma aceptable, a menos que sean muy desordenados o hayan ensuciado mucho la habitación, en cuyo caso, sería de elemental cortesía aumentar esa cantidad proporcionalmente.  A los botones, si se encargan de nuestro equipaje (siempre preguntarán primero si deseamos asistencia), un promedio de US$1-2 por maleta, dependiendo del tamaño y peso, es lo correcto, y un par de dólares más por conseguirnos un taxi será muy apreciado.  Por cierto, también se da propina a los taxistas, así que no olviden dejar algo de dinero para el que los lleve de vuelta al aeropuerto al final del viaje.

Dependiendo qué parte de la ciudad visiten, puede que haya sitios que no acepten tarjetas de crédito, como en Chinatown donde muchos negocios se manejan, exclusivamente, con efectivo.  Siempre es recomendable llevar algo de dinero para  evitar contratiempos, pues muchas tiendas y cafeterías pequeñas no aceptan dinero plástico.  Billetes de US$20, o denominacionesmás bajas, son lo más recomendable, pues no es tan fácil cambiar billetes de US$50-100.

Con estos datos y sus ganas de viajar, estarán más que preparados para pasar unos días inolvidables en la capital del mundo.

Volviendo a tomar vacaciones.

Pasaron nueve  años antes que volviera a salir de viaje.  Era mucho lo que tenía que aprender en el hotel y en la industria, así que el tiempo fue pasando sin que me diera cuenta.  Volví a Nueva York con mi mamá en junio de 2013 y, por recomendación de un amigo de mi hermana, tomamos algunos tours organizados, por primera vez.  Debo decir que los mismos fueron fantásticos y nos permitieron cubrir bastante terreno y aprender muchísimo de esta increíble ciudad.

También por primera vez, inventé irnos en el tren, desde el aeropuerto de Newark, en lugar de tomar un taxi al hotel…nunca más!  El tren, que no era nada cómodo, llegó a Penn Station pasadas las 5:00 p.m., la estación más caótica de la ciudad en hora pico un viernes.  La cantidad de gente que entraba a la estación, mientras nosotras intentábamos salir, era tanta que tuvimos que pegarnos a una pared para evitar ser arrolladas.  La verdad, fue una pésima idea, pero aprendí dos lecciones:  no viajar en viernes y nunca usar transporte público el día de llegada.  Afortunadamente, fue la única mala experiencia en ese viaje, grandemente compensada con las del resto de la estadía.

Como ya les mencioné, compramos un paquete de tours en autobús de dos pisos.  Este incluía cinco circuitos distintos que podíamos recorrer a lo largo de tres días: dos de Manhattan (Downtown y Uptown), uno nocturno que recorría parte de Manhattan y parte de Brooklyn, uno de Brooklyn y el último del Bronx.  Todos, a excepción del nocturno, permitían bajar y volver a subir a un siguiente autobús, en puntos específicos de la ciudad, en los que se encontraban los sitios de interés, ya fuera turístico, histórico o algún punto clave de la ciudad.  Adicionalmente, compramos un crucero alrededor de la isla de Manhattan que resultó el mejor de todos.  El guía tenía un cúmulo de conocimientos históricos y actuales que, al brindarnos la información, lo hacía en el contexto necesario para comprender lo que veíamos y, por si esto fuera poco, las vistas de la ciudad desde el barco eran insuperables.  Realmente, fue una de las actividades que más disfruté en ese viaje.

Algo que descubrí en esta visita fue la magia de los «diners», cafeterías de barrio que ocupan un lugar especial en la vida de los neoyorquinos.  Hallamos uno cercano a nuestro hotel en la Octava avenida, al cual volveríamos cada mañana a desayunar y, en más de una ocasión, a cenar.  Al segundo día, ya los meseros nos conocían (eran todos centroamericanos) y nos saludábamos como si tuviéramos toda la vida de conocernos.  Había muchos clientes habituales, lógico porque la comida era muy buena, el ambiente tranquilo y confortable y la amabilidad del personal hacía que uno se sintiera bienvenido.

Otra cosa que pude hacer en esta ocasión, fue mejorar mi sentido de orientación.  Sabía donde me encontraba, la mayor parte del tiempo, y como llegar de allí a cualquier lugar que me interesara.  Un par de tardes, como mi mamá deseaba descansar de tanta caminata, la dejaba en el hotel y me iba sola de compras o a deambular por el Upper West Side.

También pude reunirme, por primera vez, desde nuestra adolescencia, con un primo con el que recién me había reconectado vía Internet.  La tarde que nos vimos, me dio una gira guiada por el Lincoln Center y alrededores.  Sería la primera de muchas, en los últimos cinco años, de distintos puntos de la ciudad, en la que ha residido la mayor parte de su vida y se conoce al dedillo, incluyendo su historia, arquitectura, anécdotas y vivencias, todas muy interesantes.

Por segunda ocasión y, a pesar de saber ya que Nueva York está llena de parques, volví a maravillarme con éstos.  Como esta vez recorrí otra área de la ciudad, allí me encontré con parques de lo más curiosos, como uno que está dentro de un edificio (posteriormente vería otros similares) en el que, más de una vez, me detuve a refrescarme un poco y los micro-oasis en el bulevar de la avenida Columbus, que incluyen hasta bancas en los pasos peatonales para cruzarla.  Realmente a los neoyorquinos les encantan sus parques ¡y a mí me encanta descubrirlos!

Imágenes de Nueva York.

Todas las fotografías, incluyendo la de portada, fueron tomadas por mí en distintas visitas a la ciudad entre 2013 y 2017.

Los espacios públicos peatonales creados a partir del cierre de parte de la avenida Broadway.  En las dos fotos superiores, Times Square.  Abajo, Herald Square.

 

Flat Iron district, en el triángulo donde convergen Broadway y la Quinta Avenida.  Su nombre se lo debe al edificio con  forma de plancha de ropa de la época. 

 

cropped-fullsizeoutput_4fc.jpegEl bajo Manhattan visto al descender en el aeropuerto de Newark, NJ.  Las vistas de la isla de Manhattan, desde este ángulo, son mejores que las de los aeropuertos del propio Nueva York.

El Intrepid Sea & Air Museum que tiene en exhibición el legendario avión Concorde.

Bajo Manhattan visto desde el puente de Brooklyn  y Brooklyn Heights.  

La Avenida de las Américas es una arteria comercial en la que encontramos muchas atracciones.  Por ejemplo: entre las calles 41 y 42 está Bryant Park, uno de los parques más hermosos de Manhattan.  Unas cuadras más adelante, caminando en dirección norte entre las calles 50 y 51 encontramos el famosísimo Radio City Music Hall y la bella fuente que aparece en la otra vista, que se encuentra diagonal al mismo.  Los domingo de verano son de feria en esta avenida, desde la calle 42 hasta la 56, donde puede encontrar comidas de distintas partes del mundo y muchos puestos con artículos artesanales diversos.

High Line Park, otrora un sistema elevado de ferrocarril, estuvo abandonado por más de 50 años.  La ciudad planeaba demolerlo, pero los vecinos del área consideraban que debía preservarse y decidieron convertirlo en un parque muy singular, poblado de flora nativa del área.  Recorre desde la calle 34 en la Undécima Avenida (Hudson Yards) hasta la calle Gansevoort donde desemboca en la nueva edificación del museo de arte Whitney. 

Yankee Stadium en el Bronx, casa de los Yankees de Nueva York.  Si el equipo no está en la ciudad mientras esté de visita, puede tomar un tour del estadio, del magnífico museo y de Monument Park.  Es un recorrido interesante y el estadio es hermoso, lo recomiendo.

Nueva York post 9/11

Photo by Dan Gold on Unsplash

Cinco años después de aquel primer viaje, volví a Nueva York con mi madre.  Era 2004 y la ciudad aún estaba recuperándose del ataque terrorista de aquel fatídico 11 de septiembre…nunca llegué a conocer las torres gemelas ni el entorno del bajo Manhattan de antes del 2001, pero la Nueva York que me encontré tres años después, era mucho más amable, más abierta y más humana que en mi primer viaje.

Aún se notaba el dolor en sus habitantes que ahora se movían más conscientes de quienes los rodeaban, no con desconfianza, sino con mayor sentido de comunidad. Había más contacto visual, muchas veces, seguido de una sonrisa, algo que no había visto en mi viaje anterior.  Algo había cambiado, el sufrimiento había sacado lo mejor de esos millones de seres que habían visto a su ciudad atacada y a sus amigos, colegas y vecinos asesinados.  Como consecuencia, se unieron para socorrerse, consolarse y brindarse compañía y esa solidaridad los había suavizado.

En este viaje, nos dedicamos a hacer recorridos semi-planificados, pero no rígidos.  Era inicios de otoño y los días estaban soleados pero muy frescos, así que caminábamos sin  que nos agobiara el calor.  Obviamente, visitamos la Zona Cero que aún estaba cercada pero libre de escombros y se podían ver, claramente, los enormes hoyos donde estuvieron las torres.  Recorrimos el bajo Manhattan hasta Battery Park y de allí seguimos la línea de la costa, disfrutando de los parque que la demarcan, todos conectados entre sí.  Nos perdimos en Soho y terminamos en Little Italy.  Recorrimos Greenwich Village, Tribeca y Nolita.  Nos dimos una escapada de compras a Woodbury Commons en El Valle del Hudson y otra a Atlantic City, para visitar un casino y el Boardwalk, ambos viajes de un sólo día cada uno.  Paseamos por Times Square y la Quinta Avenida y pasamos el fin de semana en Brooklyn, visitando a nuestra querida tía Julia…sería la última vez que la vería.  Con ella fuimos de compras a Atlantic Avenue y a comer a Junior’s, casa del más famoso cheesecake de la ciudad.

¡Fue un viaje memorable! Esta vez las muchedumbres no me agobiaron ni me impresionaron, iba preparada para ello.  Esta vez, quedé maravillada con los parques de todas formas y tamaños que nos encontrábamos, sorpresivamente, al dar vuelta a alguna esquina.  Me parecieron encantadores entonces y me lo siguen pareciendo ahora. Era una delicia ver como la gente los disfrutaba.  Había familias de día de campo, ejecutivos almorzando emparedados, grupos de estudiantes en excursión, adultos de todas las edades leyendo o ejercitándose, turistas paseando, en fin, el clima estaba perfecto y toda la ciudad lo disfrutaba, en actividades al aire libre, antes que los días se volvieran más fríos.

Eso es justo lo que busco cuando llego a un lugar, sentir el pulso de la ciudad y ver a su gente disfrutar sus espacios en la vida cotidiana y este viaje estuvo pleno de esas experiencias.