Paseo en bote por los alrededores de Isla Colón

Después de 45 minutos de vuelo y muchas fotos increíbles, llegamos al Aeropuerto Internacional José Ezequiel Hall de la ciudad de Bocas del Toro en la isla Colón, donde nos esperaba mi hermano Pepo para llevarnos al Gran Hotel  Bahía.  Luego de acomodarnos, mi hermano nos ofreció llevarnos a dar un paseo en su bote para luego dejarnos en el lugar que eligiéramos.

Iniciamos el paseo por tierra, pues debíamos dirigirnos al muelle donde estaba el bote, en las afueras de la ciudad.  Como muchos sitios en Panamá, el área tiene más de un nombre, siendo el más común el Istmito, por su forma de istmo que une la pequeña porción en forma triangular donde está situada la ciudad con el resto de la isla.    Haul Over Beach fue el nombre original de este istmo, ya que los pescadores de antaño solían arrastrar (en inglés, haul over) sus botes del lado de mar abierto al lado opuesto, una bahía de aguas tranquilas para mantenerlos seguros.  Entre los otros apelativos de esta área figuran Playa La Cabaña, por un centro de diversión con ese nombre (que existe desde que yo recuerdo) y Terrenos de la Feria, pues allí se desarrolla la Feria del Mar desde los años ’60.

Una vez en el bote, iniciamos nuestro paseo que, en su primer par de horas fue para visitar sitios puntuales y tomar fotografías.  El primer punto a visitar fue Birds Island (Isla de los Pájaros).  

Mas que una isla es una formación rocosa de considerable altura, llena de vegetación que sirve de hogar y refugio a diversas especies de aves, tanto endémicas como migratorias.  

Se encuentra a considerable distancia al norte de la isla, mar afuera, lo que hace que sólo  sea posible visitarla en los meses del año de menor viento y oleaje, manteniéndose uno en el bote, sin bajar, preferiblemente, para no alterar el ecosistema.


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La belleza de este refugio de vida silvestre es increíble, a pesar de estar viéndolo con nuestros propios ojos, sentimos que estamos soñando…así de hermosa es!

Flat Rock

Una vez que logramos romper el hechizo de Birds Island, nos dirigimos a los otros dos puntos que tenía en mi agenda:  Flat Rock y Sail Rock, ambas formaciones rocosas en medio del mar que, aunque a menor distancia de la costa, sobrepasaban la distancia del faro.  

 

Sail Rock, nombrada así por parecer, a la distancia, un velero.

Estas formaciones fueron legendarias entre los marinos de antaño, pero son bien conocidas por los de la actual generación.

Starfish beach

Cumplida esta misión, nos dirigimos a Starfish Beach (Playa de las Estrellas), nombrada así por ser hábitat de una cantidad plural de estrellas de mar.  

 

Es una playa de aguas muy tranquilas todo el año, por la protección que le brinda estar en el canal entre la isla y tierra firme, por lo que el viento no es lo suficientemente fuerte para crear mucho oleaje.  

Allí hay algunos pequeños locales donde se puede comer pescados y mariscos frescos con patacones o yuca, así como bebidas con o sin alcohol, todo hecho al momento de pedirlo, justo a orillas del mar, por lo que decidimos almorzar y pasar el resto de la tarde disfrutando de las cálidas aguas del Caribe.

Ese fue nuestro primer día en la isla, pero al día siguiente habría otras visitas a lugares de belleza sin igual.  ¡Les cuento en la próxima!

Imágenes de Bocas del Toro, Panamá.

 

Playa de las Estrellas, isla Colón.IMG_2642

Las aguas tranquilas del archipiélago permiten navegar todo el año.IMG_5272

Los días soleados son, simplemente, maravillosos, en este rincón del mundo.IMG_5329

Las tradicionales construcciones sobre palafitos que hay por toda el área.fullsizeoutput_96c

La playa de Red Frog en la isla Bastimentos.IMG_0284

Punta Hospital en isla Solarte.fullsizeoutput_94b

Hoteles en isla Colón, principal isla y donde se encuentra la cabecera de la provincia.fullsizeoutput_bf5

Bocas del Toro, el Caribe en todo su esplendor.

Bocas del Toro es una provincia en el extremo noroccidental de la República de Panamá, colindando con la provincia de Chiriquí, la comarca Gnäbe Buglé, la provincia de Limón en Costa Rica y el Mar Caribe.  En ese mar de increíble belleza, está el archipiélago de Bocas del Toro, un rosario 9 islas y decenas de islotes y cayos, llenos de hermosos entornos  naturales que encantaron al propio Almirante Cristóbal Colón, cuando las recorrió en 1502.

La ciudad de Bocas del Toro, ubicada en isla Colón -la más grande del archipiélago- es pequeña y muy caribeña, con una historia que data de 1826, cuando los primeros inmigrantes de las Antillas de habla inglesa llegaron y se encontraron con las distintas etnias nativas y unos pocos colombianos (Panamá era un departamento de Colombia para aquella época).  Después llegaron chinos, alemanes, ingleses y norteamericanos, al igual que algunos franceses e italianos, lo que convirtió a los habitantes de la pequeña ciudad en  gente muy cosmopolita.

Su arquitectura caribeña, se mantiene viva en casas de madera de vivos colores, muchas sobre el mar en palafitos.  La gente se mueve a pie o en bicicletas que pueden alquilar por unos pocos dólares y los taxis también son muy baratos.  Para ir a otras islas existen los taxis marítimos, por lo que la movilización es muy fácil.

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Los meses de abril, mayo, septiembre y octubre son los mejores para visitar el archipiélago, pues no hay casi viento y el mar parece una piscina.  Todas las playas están espectaculares en esta época y se pueden hacer paseos a la Isla de los Pájaros, a los Cayos Zapatillas e isla Escudo de Veraguas, de forma segura al no haber casi oleaje, trayectos no recomendables en otras épocas del año.

Si lo que prefieres es el surf, desde noviembre hasta marzo podrán disfrutar de las mejores olas, aunque hay sitios en los que hay olas todo el año.  Existen varios puntos donde ir a surfear, siendo los preferidos por los surfers Cayo Carenero, playa Bluff en isla Colón y otros puntos de la costa de esta isla y de isla Bastimentos.

Hay playas, como la de las Estrellas, llamada así por ser residencia de muchas estrellas de mar, donde se puede ir todo el año y siempre encontrarán aguas tranquilas.  Otras actividades son los paseos para avistamiento de delfines, snorkeling en arrecifes coralinos o manglares y buceo de profundidad.  Hay una muy reputada escuela de buceo, donde pueden aprender a bucear y obtener certificación PADI.

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Pero no todo es mar y playa, también hay bosques tropicales húmedos donde pueden hacer senderismo guiado para ver animales como monos aulladores, perezosos y la famosísima ranita roja (aunque hay de otros colores), una diminuta rana que habita en la isla de Bastimentos, que forma parte del Parque Nacional Marino.  La isla de los Pájaros es un santuario de aves, donde anidan muchas especies, tanto endémicas como migratorias, lo que la hace un paraíso para los aficionados a su observación.

Cabe destacar que, por su posición geográfica, la república de Panamá, incluyendo su costa en el Caribe, se encuentra fuera de la ruta de huracanes. Este hecho convierte al archipiélago en sitio preferido de veleristas que cuentan con tres marinas donde pueden mantener sus veleros de forma temporal o permanente, muy seguros.  Algunos brindan tours por las islas del archipiélago, servicio que también ofrecen cooperativas de locales en botes a motor.

Y si de comer se trata, no se preocupe, tanto en Bocas como en Carenero y Bastimentos, podrá disfrutar, no sólo de las delicias locales, sino de una variedad de comidas internacionales que incluyen china, italiana, india, fusión thai, norteamericana, mediterránea, bocatoreña gourmet y cocina de autor. Hay para todos los gustos y presupuestos, pero lo más importante es que, no importa donde vaya, la comida es deliciosa.

 

 

Lecciones aprendidas trabajando en un hotel.

En diciembre de 2005, dejé la ciudad de Panamá y me fui a vivir a la isla Colón, el punto más turístico de todo el país.  Allí pasé los siguientes diez años, trabajando en el negocio familiar, un pequeño hotel que opera en un edificio histórico.

Trabajar en la industria turística no es tan glamoroso como mucha gente imagina.  No importa si es un hotel, un restaurante, tour operador o aerolínea, es un trabajo difícil con días largos y altas dosis de estrés.  Lo más complicado es tratar de contentar a personas con expectativas distorsionadas, en muchas ocasiones, por no haber investigado el destino de forma adecuada.

Que alguien llegue a una pequeña isla del Caribe y desee comer hamburguesas o no quiera trasladarse en bote es algo que escapa a mi capacidad de comprensión.  Alguien que viaje a un destino ubicado en el trópico húmedo y que se fastidie porque llueve es tan ilógico como ir a Moscú en invierno y molestarse porque nieva.  Es a lo que me refiero cuando hablo de expectativas distorsionadas, no son realistas y, por lo tanto, son imposibles de satisfacer.

Nunca olvidaré a una huésped cuyas expectativas no sólo estaban distorsionadas, sino que eran ridículas.  Era de un país de Europa del este y se quejaba de todo, porque no era como en su país.  No quería comer el pan local porque no comía eso en su país.  No le gustaba el clima porque no era como el de su país.  En un momento dado, le comentó a una de las recamareras que debíamos poner una bomba a un edificio que veía desde su ventana porque era feo…imagínense!  Ese es el tipo de persona que no debería viajar jamás.  Sería mejor para ellos, y más seguro para el resto del mundo, que se quedaran en casa, comiendo lo que les gusta, mientras ponen Travel Channel para ver, por televisión, cómo son los demás países y todo el mundo contento y sin riesgo de bombas.

Pero no todos los que nos visitan son así, estas son excepciones, afortunadamente.  Durante los diez años que pasé en la isla, conocí gente maravillosa con genuino interés por conocer el lugar, sus comidas, costumbres, historia y, sobre todo, a su gente.  Estos son los verdaderos viajeros, los que sacan las mayores y mejores experiencias de sus viajes, porque se toman el trabajo de conocer distintas facetas de su destino, y a la gente que lo hace especial, dejando al volver a casa, una buena impresión y algunos amigos para toda la vida.

Así aprendí que al viajar, uno debe respetar la cultura y la gente que encuentra y adaptarse al destino, no al revés.  Recuerden, si van a viajar, investiguen los posibles destinos y decídanse por aquellos en los que están dispuestos a desafiar el clima, aventurarse a probar las comidas, atreverse a hablar con la gente del lugar y disfrutar de todo lo diferente que el sitio tiene que ofrecer, pues es la mejor forma de hacer que todo el trabajo, tiempo y dinero invertido en el viaje valgan la pena.